Ir al contenido principal

Falsas noticias. ¿Cómo impactan sobre la industria y los consumidores?

Un importante porcentaje de las falsas noticias (‘fake-news’) que circulan por internet son sobre alimentación. A esto hay que añadir que, según un estudio realizado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), este tipo de noticias se difunden a una velocidad mucho mayor que una real.

Esta situación debería preocupar a empresas del sector alimentario ya que puede afectar rápidamente los hábitos de compra de una población cada vez más confundida y también alarmada.

¿Quién crea las “fake-news”?

Cualquiera tiene la capacidad de inventar una noticia, darle apariencia de realidad y lanzarla en las redes.

Según afirman en el Centro Tecnológico Español AINIA, “es fácil crear una noticia falsa y revestirla de creíble a base de asegurar que la fuente es un estudio del inexistente profesor “X” de esta o aquella universidad (probablemente también inexistente).”

Y agregan que “Si es suficientemente alarmante y se cuenta con una red eficaz, el impacto puede ser altísimo en un tiempo récord.”

Falsas noticias sobre alimentación

¿Para qué se crean las “Fake-news”?

Las respuestas pueden ser varias. En algunos casos el fin es el crear alarma de forma gratuita, algo así como un divertimento.

Otros motivos son los meramente económicos mediante la obtención de gran número de visitas a los blogs o portales que las publican y la monetización de las mismas mediante publicidad.

En algunos casos los motivos son ideológicos y también existen situaciones donde se busca afectar directamente la imagen de una marca o empresa.

¿Por qué tantas falsas noticias sobre alimentación?

Principalmente porque es un tema sensible y que nos incumbe a todos. Es un tema muy cercano y relacionado con nuestra salud. En negativo, genera miedo a la enfermedad y en positivo, esperanza ante los productos milagrosos.

Asegurar que un producto u otro están relacionados con el cáncer o el infarto genera sin duda gran alarma y esto nos hace tomar precauciones, aunque los temores sean infundados. Por otro lado, que un producto pueda mejorar nuestra salud o incluso alargarnos la vida, genera esperanza, sobre todo para quien tienen un problema de salud.

Todo esto apela a nuestras emociones más que a la razón, y estas guían mucho más nuestras decisiones que aquello que sabemos o pensamos.

Si además el mensaje coincide con los gustos o la ideología del receptor, éste probablemente no se preocupará por comprobar su veracidad: “Coincide con lo que creo, así que debe ser verdad”.

Las falacias de la alimentación

En definitiva, la alimentación es un “campo minado de fake-news”. Probablemente el que acumule el mayor número de mitos. Éstos no son más que noticias falsas que han acabado instalándose en el imaginario colectivo, hasta ser consideradas verdades absolutas.

Los mitos en alimentación se cuentan por decenas. Hasta el absurdo de afirmar que “comer tierra es beneficioso para la salud y ayuda a adelgazar” Y como éstos, un sinfín de creencias sin fundamento alguno.

¿Y qué puede hacer la industria alimentaria?

Como afirman en AINIA, las informaciones falsas pueden causar daños reputacionales y económicos a las empresas.

Cuando la marca o los productos de una empresa son víctimas de noticias falsas, hay que desmentirlas. Pero, esta desmentida puede no servir prácticamente para nada. Como parte interesada, la credibilidad ante el consumidor en un caso como este va a ser baja.

Lo más importante es el trabajo en periodo de “no crisis”.

Algunos consejos en este ámbito son:

Lamentablemente algunas industrias hacen del ocultamiento y la información confusa una práctica cotidiana.

Comunicar con todas las partes implicadas en todo momento y con total transparencia es la clave para generar confianza, y el mejor seguro para tiempos difíciles.

¿Qué hacer como consumidores?

Como consumidores, es importante desarrollar habilidades para discernir lo verdadero de lo falso, no perder la calma, acudir a fuentes oficiales y creíbles y no difundir noticias de las que no tengamos certeza de su veracidad.